Uno de los ingredientes que no pueden faltar a la hora de hacer un desengrasante casero es el vinagre blanco. Por sus propiedades, el vinagre ya de por sí es un antídoto perfecto contra la grasa. Pero si queremos hacerlo aún más eficaz, podemos mezclar el vinagre blanco con agua muy caliente y
así su poder desengrasador será aún mayor. Luego, solo tienes que aplicarlo sobre la superficie a limpiar y con un trapo seco eliminar los restos. El olor suele ser fuerte pero se termina quitando cuando la superficie esté seca.